Paradigma Conductista

El paradigma conductisa en una teoría psicológica que se ocupa principalmente de los estímulos que inciden principalmente en los órganos sensoriales y de las respuestas que dichos estímulos provocan.
Se toma en cuenta que el profesor es "una persona dotada de competencias aprendidas, que transmite conforme a una planificación realizada en función de objetos específicos".
La corriente conductista no permite que el profesor innove o cree, se debe de sujetar a los objetivos previamente establecidos,los cuales serán desarrollados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El trabajo del profesor  es:  determinar cuales son aquellas "pistas" que pueden lograr la respuesta deseada; organizar situaciones de práctica en las cuales la conjunción de estímulos, logren un ambiente "natural" de desempeño; adicionalmente  “organizar condiciones ambientales de tal forma que los estudiantes puedan dar las respuestas correctas en la presencia de los estímulos correspondientes y recibir refuerzos por las respuestas correspondientes” Ertmer, P. y Newby. T. (1993).

Para Skinner la conducta puede explicarse mediante las conexiones entre estímulos y respuestas, sin necesidad de considerar los procesos mentales. Entiende que existe una conducta respondiente, provocada por estímulos conocidos, que puede comprenderse mediante el condicionamiento clásico, pero que la mayor parte de la conducta humana es operante, es decir, que es emitida espontáneamente por el organismo sin necesidad de recurrir a estímulos conocidos.

Skinner adoptó la ley del efecto de Thorndike y denominó refuerzo o reforzador a todo estímulo que sigue a una respuesta y que incrementa la probabilidad de que ésta se repita. Los estímulos que actúan como reforzadores pueden ser de dos tipos:

Reforzadores positivos: cuando la consecuencia que fortalece la conducta es la aparición de un estímulo (normalmente placentero).
Reforzadores negativos: cuando lo que fortalece la conducta es la supresión de un estímulo (normalmente aversivo o desagradable).
Así, el reforzamiento es el uso de determinados reforzadores para favorecer o fortalecer una conducta y, como éstos, puede ser positivo o negativo. Ambos tienen el mismo efecto: aumentar la probabilidad de la respuesta. Por ejemplo, se tiene un reforzamiento positivo cuando una mujer recibe piropos al estrenar un vestido o un alumno chistoso recibe halagos por sus gracias (véase que las conductas reforzadas no tienen por que ser “positivas” en el sentido de beneficiosas). Por el contrario, un reforzamiento negativo puede ser el molesto pitido del cinturón de seguridad del coche que no se desactiva hasta que nos lo abrochamos (la desaparición del sonido refuerza nuestra conducta).

Es importante no confundir el reforzamiento negativo con el castigo, ya que el reforzamiento, sea positivo o negativo, siempre implica el fortalecimiento de la conducta, mientras que el castigo supone la disminución o supresión de un determinado comportamiento. La misma distinción que se hace para los reforzadores se puede aplicar a los castigos:

Castigos positivos (o por presentación): cuando la consecuencia que debilita la conducta es la aparición de un estímulo (en este caso, aversivo). después de clase.


Ejemplo de castigo positivo sería la escena de cierre de los Simpsons en la que Bart está copiando repetidamente la misma frase  
Castigos negativos (o por remoción): cuando lo que fortalece la conducta es la supresión de un estímulo (en este caso, placentero).



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